La Provincia

Cuestión de fondo(s)

El gobernador Scioli y el ministro Oporto, en una escuela bonaerense el año pasado. La negociación salarial con docentes se tensó antes de arrancar.
El gobernador Scioli y el ministro Oporto, en una escuela bonaerense el año pasado. La negociación salarial con docentes se tensó antes de arrancar.

LA PLATA, Enero 24.-(Por Marisa Alvarez) En un paisaje en el que todo funciona a media máquina, vacaciones mediante, y en este enero especialmente caluroso, las dificultades financieras de la Provincia no se toman, sin embargo, descanso, traducidas en reclamos de proveedores y prestadores de los más diversos rubros, y en un clima de preocupación en algunos despachos oficiales -no en todos- que también va en aumento. Y en estos días quedó claro que, desde ahora y durante varias semanas, esta problemática se verá centralmente expresada en las negociaciones salariales con los gremios docentes.

 

La trascendencia capital de la negociación por los sueldos con maestros y profesores está a la vista. Los gremios docentes no lo dicen oficialmente pero piensan sentarse a la mesa con un pedido de aumento del 20%. Y la mejora que se conceda a ese sector será tomada como parámetro por los sindicatos de las restantes áreas de la Administración pública provincial y de los otros Poderes; un universo -docentes incluidos- cercano a los 500 mil empleados.

 

En el propio Gobierno, entonces, aunque descartan de plano -al menos por ahora- que el incremento que se otorgue llegue al 20%, estiman que el costo global de la mejora salarial para este año podría rondar los 3 mil millones de pesos. Una cifra significativa que irá a engrosar los 10.700 millones de necesidad de financiamiento que ya prevé el Presupuesto de gastos y recursos de la Administración bonaerense para este año.

 

NUNCA ES FACIL

 

Las negociaciones salariales con los docentes siempre han sido un capítulo complejo. Algunos datos lo explican. La Provincia tiene cuatro millones de escolares sobre 10 millones de todo el país; y ni siquiera hay un número absolutamente exacto de su cantidad de educadores, pero supera los 300 mil, un tercio de los que tiene el país. Estos números alcanzan para entender la relevancia del sector en factores tan disímiles que van desde su peso en el Presupuesto estatal, hasta la calidad educativa en que se desarrollen cuatro de cada diez argentinos, pasando por la crisis en el funcionamiento familiar cotidiano que generan a millones de bonaerenses los paros docentes que suelen formar parte de las discusiones salariales.

 

Desde esas condiciones permanentes, las partes llegarán a la negociación de este año con una fuerte acumulación de reproches y tensiones. Los gremios docentes se sentarán a la mesa con la carga del frustrado intento de obtener un aumento de sueldos ya en el último trimestre del 2009; con el enojo por los descuentos sobre los salarios de los días de paro, molestos por el veto de una ley que disponía el pago de un premio a un grupo de jubilados que se quedó sin ese beneficio por haberse retirado durante la emergencia económica de hace unos años.

 

Llegarán también los docentes a la discusión con una bronca nueva: juran que el Gobierno se había comprometido a hacer la primera reunión paritaria para el 20 de este mes, pero ese día pasó y ni siquiera han sido convocados para una fecha cierta.

 

El clima no es menos tenso del otro lado del mostrador. La administración de Daniel Scioli se sentará a negociar con un sector que el año pasado, como metodología para este tipo de discusiones, aplicó diez días de paros, cinco para forzar el aumento salarial que finalmente se dispuso en marzo, luego de que las clases comenzaran demoradas por esas medidas de fuerza, y cinco durante el último mes del ciclo lectivo.

 

RECUERDOS DEL FUTURO

 

Lo cierto es que, por ahora, esas tensiones están estallando hacia adentro del propio equipo de gobierno, que el viernes protagonizó marchas y contramarchas sobre la convocatoria a los gremios para iniciar la discusión paritaria incomprensibles para quienes habiten fuera de los muros del Palacio de la calle 6.

 

Ese día, el titular de Educación, Mario Oporto, arrancó anunciando que el lunes se comunicaría con los sindicalistas para fijar una fecha de reunión que sería en el transcurso de esa misma semana. El anticipo fue ratificado por la tarde por órganos de la Gobernación. Pero cuando anocheció, desde la Jefatura de Gabinete se comunicó que no había convocatoria ni fecha para iniciar la paritaria docente.

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