Una vecina de la zona de calle Di Bacco y Ginocchio denunció que su perro fue envenenado por desconocidos, lo cual provocó la muerte del can.
Era un perro labrador, de contextura grande, que estaba comiendo un hueso en la calle cuando comenzó a tambalearse y a convulsionar.
“Tenía mucha espuma en la boca, los vecinos que lo vieron me dijeron que era veneno”, contó Cecilia Settimi, dueña del animal.
Ante un animal envenenado lo indicado es concurrir lo antes posible al veterinario. En caso de que el animal esté consciente, inducir al vómito del animal con un puñado de sal diluida en agua, darle al animal ese preparado con la ayuda de una jeringa, y una vez que haya vomitado repetir esa acción dos veces más.