Rubén Darío, poeta
nicaragüense del Siglo XIX, fue quien puso en los versos del poema “Canción de
otoño en primavera” la máxima popular: “Juventud, divino tesoro”. Y es lo que
hoy añoran los corazones de aquellos que desean tener una vida saludable y
feliz aún en la vejez.
El Dr. Juan Hitzig estudió
las características de algunos longevos saludables y concluyó que más allá de
las características biológicas, el denominador común de todos ellos radicaba en
sus conductas y actitudes. (ver:
http://ortomolecularnews.blogspot.com.ar/2011/08/alfabeto-emocional-dr-juan-hitzig-el.html).
Estas actitudes ante la vida
plantan al individuo en una plataforma segura, sin trastornos, cuando está
orientado a pensar que expresa cualidades espirituales que lo unen a Dios,
quien lo mantiene y sostiene bajo toda circunstancia.
La monotonía y la
decadencia, tienen relación con una vida
improductiva y vacía. Se puede cambiar a la posibilidad de una vida plena, con
oportunidades y acción renovada.
Hace un tiempo, conversé con
un médico gerontólogo, y me explicó que existe una diferencia entre la
Geriatría y la Gerontología, porque la especialidad de la primera se ocupa de
las enfermedades asociadas con la vejez y el tratamiento que se da a las
mismas, mientras que la segunda (gerontología), se ocupa del aspecto
psicológico, social, económico y ambiental del paciente.
Dar más años a la vida pero
también dar más vida a los años, es impulsar al anciano a re-descubrirse, desarrollándolo
en su capacidad mental y física, valorándolo para saber que puede dar mucho a
la sociedad, a su entorno y relacionarse mejor con su familia y hasta con él
mismo.
La relación que hay entre la
mente y el cuerpo está dando en la etapa de la tercera edad un avance para
pensar en “rendimiento” y no en “decadencia”.
En el mundo de la magia, la
estrategia principal es la “distracción” del espectador, haciendo que mire para
el lado contrario en donde tiene que mirar, para que el mago logre su objetivo,
o sea, realizar el efecto de la magia y hacer creer algo que es una ilusión.
De la misma manera, Mary
Baker Eddy, pensadora que vivió en lo que se llama “la era de oro de la magia”,
llamó la atención entre la realidad espiritual y la ilusión material, cuando
dijo: “Cierra los ojos, y puede que sueñes que ves una flor, que la tocas y
hueles. Así aprendes que la flor es un producto de la así llamada mente, una
formación del pensamiento más bien que de la materia”.
Lo mismo ocurre con respecto
a la vejez. Verla desde el punto de vista subjetivo, dando más vida a esos años
ayuda a uno a re-descubrirse,
auto-alimentarse espiritualmente y a entender que la realidad es muy
distinta de lo que parece.
La Dra. Graciela Zarebsky,
directora de la Carrera de Psicogerontología de la Universidad Maimónides creó
un cuestionario que se está validando internacionalmente en Canadá, Chile,
Uruguay, Bolivia y Provincias argentinas, y consiste en pedirle a las personas
que dibujen la línea de su propia vida. “Antes la mayoría de los encuestados
dibujaban una línea en forma de meseta y de montaña y al final una caída, que
era como se concebía el envejecimiento”, comenta la autora. Y auspicia: “Es lo
contrario a lo que veo actualmente. En los últimos años se produjo un cambio de
percepción con respecto a lo que es envejecer. Las personas encuestadas ya no
son pesimistas y dibujan una línea horizontal que inclusive puede finalizar en
una línea hacia arriba, es decir que consideran que puede haber estabilidad y
la posibilidad de seguir creciendo” (ver:
http://yaerahoraenlaradio.blogspot.com.ar/2012/05/la-felicidad-en-el-transcurso-de-la.html).
Es saludable iniciar una
nueva vida, y emprender un camino hacia la salud, el desarrollo mental y
espiritual, incluyendo la belleza y poesía que encierra la edad “supuestamente”
avanzada. No se dejen hipnotizar o
distraer por conceptos que puedan atarlos o disminuirlos en su valor original.
Así como el mago puede querer distraerlos para lograr su objetivo en hacerles
creer algo que no existe realmente, el concepto de vejez puede ser cambiado a
una realidad posible de demostrar
mediante una vida útil y feliz, no solo por uno mismo sino también para el
entorno en que viven.
El significado más profundo
de la vida, que incluye el tesoro divino de la vejez, es una búsqueda
permanente y esta búsqueda tiene una meta: el bienestar y la salud.
(*) Integrante del Comité de
Publicación de la Ciencia Cristiana, en Argentina.
Contacto:
Argentina@compub.org
Blog: lasaludhoy.wordpress.com