Según los datos de la primera investigación exhaustiva sobre el impacto de la Asignación Universal por Hijo elaborada por especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA) y el Programa de Formación Popular en Economía (PROFOPE), desde la puesta en marcha de la Asignación, la pobreza bajó entre 32,6 y 13,1 por ciento.
Esto significa que salieron de la pobreza entre 1 millón 400 mil y 1 millón 800 mil argentinos. La indigencia, en tanto, se redujo entre 68 y 54 por ciento, lo que supone entre 1 y 1,5 millones de indigentes menos.
La Asignación Universal, que hoy llega a 3.677.409 chicos que forman parte de 1.920.072 familias, también contribuyó, sorprendentemente, a reducir los niveles de desigualdad entre quienes más ganan y los de menores ingresos significando que cayó a su nivel más bajo desde 1986 con la incorporación de ciudadanos desocupados, trabajadores en negro, empleadas domésticas y monotributistas sociales al derecho de la asignación por hijo.
La Argentina volvió a aparecer como “el país más igualitario de América latina” ya que la medida, a su vez, resultó un incentivo potente para que los chicos vayan al colegio y cumplan con los planes de vacunación. Este año se registró un aumento de la matrícula escolar en torno del 20 por ciento.
También cabe destacar que el 86 por ciento de los beneficios de la medida, son percibidos por las madres de los niños y adolescentes incluidos en la Asignación.
Por toda esta realidad incontrastable, desde Fundación Rumbos alentamos a las Autoridades del Gobierno Nacional a profundizar y ampliar esta medida a todos aquellos que todavía no fueron alcanzados por la Asignación Universal por Hijo para convertirla en una política de Estado.
Lamentamos las declaraciones del senador Ernesto Sanz por querer menospreciar esta acción de estricta justicia social con los sectores populares.
Lic. Roberto H. Pineda
Presidente Fundación Rumbos