Opinión

Víctimas no héroes

¿Cómo puede hacerse una lectura de Malvinas sin analizarla desde el contexto dictatorial? ¿Cómo puede hablarse de gesta, de héroes, o de un intento soberano, cuando quienes decían que estaban interesados por la defensa de nuestro suelo patrio eran los mismos que secuestraban, torturaban y desaparecían a miles de compatriotas? Estas son algunas de las preguntas que debemos formularnos cuando hablamos de Malvinas y de esa memoria que el 2 de Abril nos trae. La dictadura y su guerra absurda sepultaron los reclamos diplomáticos que se venían realizando antes que la junta militar tome el poder. Huir hacia delante fue lo que hizo Galtieri, que con su bravuconada y patriotismo despertaron en la sociedad un nacionalismo falso que no pudo reparar que el enemigo encargado de secuestrar, torturar, desaparecer y robar, no era precisamente el adecuado para defender absolutamente nada que tenga que ver con lo nuestro.

     

Por eso existe un error desde hace muchos años en querer ver a quienes fueron carne de cañón de los militares como nuestros héroes. Porque no hubo jugada heroica ni gesta tal. Sólo existía el afán de un General totalmente borracho de poder que veía como única salida al castillo de naipes que se estaba derrumbando, la guerra que llevó adelante.

     

La suerte de que el periodista y ex combatiente de Malvinas Edgardo Esteban y Gustavo Romero Borri hayan escrito los vejámenes que sufrieron esos chicos que fueron las víctimas de otra etapa más del plan siniestro de terror, es fundamental para echar sobre Malvinas la verdadera mirada. Iluminados por el Fuego, que así se llama el libro y también el film de Tristán Bauer, nos permite ver cómo eran tratados aquellos chicos que sufrieron el hambre y la tortura.

     

La guerra de Malvinas fue un centro clandestino para los jóvenes argentinos y debe investigarse, juzgarse y repararse. Siempre y cuando dejemos de llamar héroes a quienes sufrieron los tormentos de los genocidas. Algo de eso está sucediendo, pero se necesita que el Estado y la sociedad toda empiece hablar sobre las víctimas de Malvinas. La esperanza de que las investigaciones que van en este lineamiento prosperen servirá para entender lo que todavía no entendemos. Muy pocos saben, o reparan, que existen dos causas  que se llevan adelante por la aplicación de tormentos a Combatientes de Malvinas. Una en el Juzgado Federal de Primera Instancia de Comodoro Rivadavia por estaqueamiento y aplicación de torturas a soldados correntinos combatientes en las Islas Malvinas en 1982.  La otra se lleva adelante en el Juzgado Federal de Río Grande, Tierra del Fuego, a cargo de la Dra. Lilian Herraez y ambas se iniciaron hace dos años cuando el entonces Subsecretario de Derechos Humanos de la Provincia de Corrientes Pablo Andrés Vassel investigara los hechos denunciados por la Combatientes de Malvinas que viven en dicha Provincia. La misma, originalmente contaba con 23 testimonios. Se conocen hoy el testimonio de más de 100 Combatientes.

     

Es necesario recordar que para obtener la baja militar, los oficiales hicieron firmar  a los soldados una declaración jurada, en la que se comprometían a callar y olvidar. El periodista y ex combatiente en la guerra de Malvinas da cuenta en parte de un artículo del por qué son víctimas y no héroes al expresar “El genocidio iniciado por los militares y sus apoyos civiles con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 continuó de algún modo en Malvinas. La misma crueldad, la misma incompetencia, el mismo desprecio por la vida ajena, la misma cobardía. En Malvinas, los militares cometieron aberraciones progresivamente denunciadas por quienes la sufrieron en carne propia: tortura física y psicológica; traición…” Si bien a partir del 2004 el Estado nacional otorga una pensión de 1.700 pesos, equivalente a tres jubilaciones mínimas, y en muchos casos los Estados provinciales también otorgan pensiones y cobertura en las obras sociales provinciales. A partir de 2007, la provincia de Buenos Aires, que tiene el 50% del padrón (unos 5.500 ex soldados) otorga una pensión equivalente a tres salarios mínimos del Estado provincial, unos 1.500 pesos.

 

En las provincias de Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Ushuaia, entre otras, la situación es similar. Y teniendo en cuenta que la provincia del Chaco, junto con la de Buenos Aires y Corrientes, es la que más soldados aportó a la guerra, las pensiones a los ex combatientes de Malvinas sólo se establecieron en 1990, casi una década después de la guerra, y gracias a la ley 23.848, que beneficiaba a los ex soldados conscriptos y de ahí que comenzaron a cobrar 145 pesos mensuales. Todo fue mejorando desde la llegada del Presidente Kirchner aunque es preciso señalar que según datos estadísticos obtenidos en 2004 por el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, un 77,9% de los ex combatientes sufre de trastornos de sueño.

 

Un 10% reconoce haber padecido síntomas psicóticos tales como delirios, alucinaciones y manifestaciones paranoicas. Un 20% sufre algún tipo de fobia y un 60% se queja de trastornos de la memoria (olvido constante de nombres, fechas, situaciones, etc). Un 32% declara padecer ideas obsesivas ligadas a Malvinas. Un 28% de los ex combatientes encuestados tiene ideas recurrentes respecto al suicidio; un 10% reconoce que ha realizado intentos de suicidio en una o más ocasiones.

 

El 37% se reconoce violento; un 26% usa comúnmente armas de fuego. Y si de cifras se trata, reflejar que 400 ex combatientes se han suicidado y que esa cantidad de personas supera holgadamente a los caídos durante la guerra que fueron 271, está por demás de claro que estamos hablando de víctimas.

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