LA PLATA, Marzo 21.-
“Para conducir un pueblo, la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo” -Juan Domingo Perón
En la semana que pasó se puso claramente de manifiesto la falta de liderazgos en el país, que permitan, al menos, juntar voluntades, construir proyectos estratégicos y plantearse como una alternativa ante la ciudadanía. La oposición pareciera enfrascada en sus propias contradicciones internas, bailando al compás que le impone el oficialismo en el Congreso nacional por la polémica del uso de reservas.
Las operaciones y batallas judiciales que se están librando en torno a la legalidad o no de los decretos para utilizar los fondos del Banco Central poco sentido tienen, dado que el Gobierno ya está haciendo uso de las reservas, por lo que la cuestión terminará siendo abstracta.
Todo el arco opositor, desde el PJ disidente pasando por
El mismo reproche le cabe al oficialismo y al Poder Ejecutivo nacional: los ministros que durante toda la semana cumplen la función de aplaudidores oficiales, y que ni siquiera mantienen reuniones de gabinete, ayer se juntaron para comer un asado (¿habrán comprado los cortes populares de Guillermo Moreno?) en la quinta de Olivos. El motivo fue definir una nueva estrategia para defender los DNU de
Pocas alternativas
Las últimas elecciones legislativas demostraron el profundo rechazo que despierta la gestión de los Kirchner. Y ello fue canalizado por Francisco De Narváez, que, con un inversión publicitaria millonaria, logró ganar. Pero la política de la billetera abultada tiene límites, que ya comenzaron a aparecer.
Por eso, ante las dificultades que ve venir para poder avanzar con su candidatura a gobernador en la Provincia, De Narváez emprendió una suerte de cruzada judicial que tiene el objetivo de ser habilitado para postularse a la presidencia. En realidad es una suerte de globo de ensayo, las dificultades legales son casi insalvables (el empresario nació en Colombia), y se trataría de una mera estrategia mediática para reposicionarse. El Colorado busca mostrar una estructura de alcance nacional, que en realidad no tiene, y negociar así con otros sectores del PJ disidente y con grupos políticos ideológicamente afines un lugar de peso para las próximas elecciones.
Así, este espacio se está convirtiendo en un ámbito donde predominan los caciques, pero donde faltan indios. Cada uno de los protagonistas tiene pequeños espacios de poder, pero no demuestra capacidad para poder trascender las peleas de vuelo gallináceo como las que vienen protagonizando, en los últimos días, el propio De Narváez y Mauricio Macri.
La imagen del Colorado ante la sociedad está estancada (más allá de que las encuestas pagas digan lo contrario) y desde el punto de vista político no es digerible para los barones del justicialismo bonaerense que, por más que aún le están rindiendo pleitesía a