La provincia

Ilusiones de verano

LA PLATA, Marzo 14.-(Por MARISA ALVAREZ) Cuando ya parecía que las tensiones acumuladas en el oficialismo a partir del accionar de la Casa Rosada y de Olivos desde que se inició el affaire Banco Central y sus reservas estaban a punto de explotar, Néstor Kirchner produjo un viraje en el mensaje que aportó alguna brisa refrescante en el recalentado clima interno, en particular en el peronismo bonaerense, donde el kirchnerismo concentra su mayor poder a partir del dominio territorial de los intendentes. Las desconfianzas, con todo, persisten en su enormidad y, según los analistas, le ganarían la batalla, más temprano que parte, a la incipiente ilusión.

 

"Que no se vaya nadie" fue, en síntesis, la consigna con que sorprendió Kirchner el miércoles en El Chaco, cuando reasumió la presidencia de la conducción nacional del PJ. Así al menos lo quiso interpretar la nutrida delegación de intendentes y demás referentes del peronismo oficialista que había asistido a la ceremonia en medio de una creciente preocupación por la política de confrontación extrema que la Casa Rosada viene desarrollando con la oposición y con la Justicia. El ex jefe de Estado también sugirió una convocatoria a volver a la formalidad partidaria a "los que se fueron", de cara al peronismo disidente. Una difusa promesa de "abrir la discusión interna" fue el argumento de Kirchner al lanzar esa consigna de "unidad".

 

El mensaje fue cuidadosamente analizado, incluso, por los dirigentes que aún se mantienen formalmente en el esquema oficialista pero que vienen dando señales de "rebeldía" y que, con excusas o sin ellas, no asistieron al acto chaqueño. Y en ese ámbito aseguran que desde Olivos partieron en los últimos días señales de alguna voluntad de recomponer relaciones con dirigentes y sectores duramente castigados en los últimos tiempos por haber deslizado críticas al estilo kirchnerista o haber emitido algunos signos de autonomía.

 

DESCONFIANZAS

 

Por ahora, sin embargo, la ilusión abierta en el peronismo bonaerense sobre la "apertura" de Kirchner es decididamente muy incipiente. El estilo y la historia del ex Presidente alimentan las desconfianzas.

 

¿Cuánto durará esta mirada estratégica, basada en reconocer que la intransigencia total no lleva a ningún lado?, se pregunta buena parte de la dirigencia. Y se responde con pesimismo que en el día a día "desde la Casa Rosada se sigue actuando y hablando a contrapelo de la nueva consigna". Ponen como "ejemplos" el hachazo con que desde la cúspide del poder se cortó la búsqueda de acuerdos con la oposición que había abierto el fin de semana pasado el senador Pampuro; y las durísimas acusaciones que la Presidenta volvió a lanzar sobre la oposición luego del triunfo del oficialismo en el Senado por la designación de Marcó del Pont al frente del Banco Central.

 

¿PINGÜINO NO, SCIOLI SI?

 

Mientras tanto, Kirchner profundizó en estos días otro mensaje que ya había deslizado hace algunas semanas, orientado a generar la idea de que ni él ni su esposa serían candidatos presidenciales en el 2011.

 

El cambio de su histórica frase, que dice que el próximo presidente será "pingüino o pingüina" por la de "un compañero o una compañera" no conmueve a la mayoría de los dirigentes peronistas, convencidos de que Néstor Kirchner mantiene, sugiera lo que sugiera, el objetivo de suceder a Cristina en la Casa Rosada. Pero sí ha potenciado fuertemente las expectativas del sciolismo.

 

Fue visible en los últimos días en el entorno del Gobernador una consolidación de la idea de que los Kirchner terminarán bendiciendo a Daniel Scioli como el candidato presidencial "que continúe el proyecto nacional" del oficialismo. Con el jefe de Gabinete, Alberto Pérez, al frente del operativo, aumentó la actividad en los equipos de trabajo creados hace algunas semanas para ir plasmando ese objetivo y se diseña un enlace entre la Gobernación y la Casa Rosada para terminar de compatibilizar el discurso y el accionar con la mirada puesta en la cuestión electoral.

 

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