LA PLATA, Febrero 28.-(Por Juan Gossen) La política argentina es ciclotímica. Tanto el oficialismo como gran parte de la oposición, especialmente los justicialistas disidentes, recurrieron a Carlos Menem para que poder cumplir sus propios fines políticos. Fue, en realidad, un espectáculo de tintes dantescos, lo que demuestra que gran parte de la dirigencia política sigue encapsulada en la misma lógica de los 90, que llevó a la destrucción económica, social y productiva del país.
Kirchner, que obtuvo oxígeno político gracias a la manito que le dio el riojano con su faltazo en la sesión del Senado, no dudaba en comparar a Menem con el mismísimo diablo, cuando decía a los cuatro vientos que “
La oposición también cumplió un papel lamentable. No sólo por no haber sabido estructurar una postura conjunta que le ponga límites a la hegemonía K, sino también porque su éxito o fracaso depende de lo que haga Menem en la próxima sesión de
En la Provincia, el gobernador Daniel Scioli también enfrenta un panorama legislativo enrarecido. El oficialismo perdió la mayoría, principalmente, en
implicar problemas de gobernabilidad.
El oficialismo, además, cada vez tiene más problemas internos. La salida del polémico Raúl Pérez de la jefatura del bloque sería un hecho, pero dentro del mismo espacio conviven distintas expresiones políticas que cada vez generan mayores cortocircuitos. Además, el gobernador no cuenta con tropa propia para, de esa forma, ejercer una conducción política sobre los legisladores que deben defender sus proyectos.
Entre las rencillas, aparece una disputa abierta entre el vicegobernador Alberto Balestrini, y el presidente de
Esta debilidad manifiesta generó trascendidos acerca de que el gobernador habría analizado hacer renunciar a Martín Ferré en el ministerio de